jueves, 14 de junio de 2012

MOTIVOS PARA EL SILENCIO







Para cumplir con su Karma, la parte humana de Jesús de Nazaret se reencarnó en la madre de Rudolf, el misionero que dio su vida por los nativos boroboro del Mato Grosso en los años 70. Cuando le entregaron el cuerpo torturado y mutilado de su hijo, cuando lloró impotente recordando todas y cada una de las veces en que le había rogado que se quedara en casa, cuando se lo arrancaron de entre los brazos para meterle en un ataúd; supo la magnitud del dolor que había sentido su madre siglos atrás. 
 
Y así fue como comprendió todas aquellas palabras que María nunca le dijo. Todo aquel silencio.




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