Poemas

HAMBRIENTA


En un instante efímero,
lamiendo su mano, supe
del hambre que su alimento
no sacia.
Del hambre que me sustenta
y me devora.
Ahora vadeo lagos negros.
Araño con uñas negras.
Mastico los bordes cóncavos
de un mundo sin Él.
Eternamente hambrienta.




SU SILENCIO


Su silencio me viste

cada mañana.

Y así voy por la vida,

entre el café y el sueño,

embriagada de palabras

ausentes.



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