PARA NIÑOS

EL ATAQUE DE LOS CARAMELOS DE MENTA.


Ya he chupado trece caramelos, ¡trece! , y todos con sabor a menta. Lo de estar en la cama, tener fiebre, no parar de toser y parecer el hermano mayor de Cásper  no es que sea muy agradable, pero comerse trece caramelos de un caja de caramelos surtidos y que sean todos de sabor a menta ya es el colmo de la mala suerte.

Mamá, perdona, pero empecé a desconfiar a partir del cuarto caramelo. Sí, ya sé que me juraste por DracuLaura y todas las monster high que eran caramelos surtidos, pero yo tenía que hacer mi propia prueba, así que le di un caramelo al enano que se lo zampó de un bocao – mira que tiene boca el crío para lo pequeñajo que es – y relamiéndose musitó : frechita. Y ya no dudé, los enanos a esta edad aún no saben lo que son las mentirijillas, ni siquiera esas piadosas que suelto yo a veces cuando la tata pregunta eso de : ¿Quién demonios se ha terminado el frasco de nocilla? Siempre supe que tener los ojos grandes y azules iba a ser una gran ventaja para poner carita de inocente, con la tata siempre cuela, pero con Mamá nunca. Yo creo que todas las madres llevan de serie uno de esos detectores de mentiras que les hace “piiii” por dentro de la cabeza cada vez que mentimos.

Mamá sólo me deja la caja de caramelos cuando estoy enferma, es algo así como un premio de consolación para ver si me olvido de los mocos constantes y de esta congestión horrible que hace que lo que como tenga sabor a cartón o a agua de fregar. No es que yo sepa realmente a qué saben el cartón y el agua de fregar, pero estoy convencida que de bebé los probé en algún momento y mi memoria en algún rinconcito conserva esos recuerdos. Menos mal que el enano tiene la cabeza gorda porque con todo lo que se mete en la boca va a necesitar muchos rincones para conservar el recuerdo de todas las cosas que chupa, muy gourmet no nos ha salido el niño, no.

Bueno me voy a arriesgar. Que no se diga que soy una gallina. Esta vez voy a coger un caramelo de color amarillo.  Lo huelo pero sé que no sirve de nada, tengo la nariz tan tapada que ni el más mínimo resquicio de olor se cuela.  ¡Cuernoooo! Otro de menta. Esto es imposible. Alguien me está gastando alguna broma con lo malita que yo estooooy.
Oigo a mamá por el pasillo, se va a enterar, que yo soy muy pacífica pero cuando me pongooooo….


-        ¡¡¡Mamáaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!
-       Ya voy nena, ya voy. ¿Te has tomado ya el jarabe de menta para la tos y la tata te ha echado el vicks vaporubs en el pecho?
-       Sí mamá , sí.
-       Bien ¿Y qué querías?
-       Estooo…. Nada mamá nada, llévate la caja de caramelos, creo que ya no me tomaré ninguno hasta que me ponga buena…