domingo, 8 de enero de 2012

Vida tao estranha



La historia es sencilla
Muerdo , muero
Sujeto mis pechos vacíos
Amo hasta que todo acaba
Y aún después
Hurgo en la herida
De esta vida
Solitaria

La historia es sencilla
Muerdo y muero


Manos



Mis manos se pliegan, escarban ,
guardan mugre entre las uñas,
mezclan pecho y barro,
tiemblan.

Devoran
la piel que no tocaron,
sujetan tu sexo.

Se regodean en los recovecos húmedos ,
se ensombrecen y gozan.

Se hacen grandes en los silencios


Vacía







Podía haber sido en cualquier lugar
Y sin embargo
Se derramó sobre mis muslos

A la hora convenida
Mi vientre se llenó de ausencia
Y parió un quejido - unípara sin fruto –

Se cerraron mis piernas
Sobre la ausencia
El deseo le dejó sitio al olvido

La piel – cansada - se declaró de luto


Shhh




Deja espacio a la felicidad callada
la que no sabe de muestras ni festejos
la que no aulla con dientes y labios.
Médula y huesos
compartiendo un festín callado

Sonríe despacio, calla.
Guarda tu as en la manga
para quebrar mañana el tiempo frío
y salir a cantar, sin temor
al aguacero.

Navidades de puntillas



Navidades de puntillas. Un atisbo de verde y rojo, sonrisas infantiles y unos mudos bracitos que te sujetan el alma con una fuerza dulce que el rigor de ninguna cadena puede comparar. Arpegios de recuerdos cubren con guirnaldas los rincones. Tu ausencia quiere doler y robarle las estrellas a todos los árboles del mundo. Llega el nuevo año cargado de promesas con todos los días del mundo por delante, con todas las palabras del mundo por delante, menos una, que se queda guardada entre mudos celofanes. Te echo de menos mamá. 

Llueve sobre Madrid



Llueve sobre Madrid.
Yo no sé si aún me amas
- si olvidaste –
o si acaso tus palabras
son premios de consolación,
caramelitos de niño
con sabor a fresa y a nostalgia
que regalar una tarde de verano.

Llueve sobre Madrid.
Huele a polvo mojado.
He sido feliz y soy feliz
- a ratos -
Alguna vez pienso en las ausencias
que caen como frutos maduros
sin que haya aprendido aún
cual es el puñetero sol
que tanto les alimenta.

- pienso que pienso demasiado -

Llueve sobre Madrid
Ya sé barrer las hojas secas
del otoño gris y anticipado
- aprendo a cultivar en el desierto -
brevemente.

Llueve sobre Madrid.
Sé que tu sabes que no hay nada que olvidar.
Yo tengo que recordarlo cada día
mientras sigo sin saber
si aún me amas y el porqué.

Llueve sobre Madrid.
Ahora he de recoger los pedacitos de lluvia
que se colaron por la ventana abierta.


sábado, 7 de enero de 2012

Todo lo que quería

Quería sonreir y me salió esto:
el roce de unos dedos sobre la taza de café,
un rictus de rizos desperdigados,
sobre los rojos almohadones del sofá.
Quería sonreir y recogí el bolso,
guardé las ganas en la cremallera pequeñita
en donde caben las monedas.
Usé la sonrisa para pagar el periódico de la mañana.
A tí te dejé los céntimos, la taza vacía,
los almohadones desordenados
y el hasta pronto.
Todo lo que quería, era sonreir,  lo juro.